domingo, 1 de abril de 2012

Mariposas durmientes.

Fuera de mi mente, fuera de la realidad lógica.
Sentada frente a la montaña majestuosa que conforma mis sueños.
Me quedé inmóvil esperando.
Contemplando nubes pasajeras, aves flotantes,
anaranjadas formas queriendome arrastrar hacia el ultimo exhalo.

Respiro, siento aquel ya lejano atardecer en mis hombros.
Siento la calidez del sol quemandome el pensamiento.
Usándolo a él como inspiración
para sus historias, sus cuentos llenos de fantasía.

Y juego, juego con las miradas furtivas de los tiempos venideros.
Sobre valoro las sonrisas, los buenos gestos. La candidez de la vida
que me ofrece dulces jardines de alegría.

Suspiro nuevamente enredada entre los soplos calurosos
del amor delicado, entregándome a la suspicacia y a la mirada hacia el
horizonte. Tomo de su mano y sigo caminando, no quiero soltar
jamás su segura iniciativa.

Vuelo para encontrarle, trasciendo ante los viajes que nos separan,
emblandesco mis planes, porque su presencia en mis intenciones
es real, tanto como que ahora pienso en que su sonrisa
viaja a visitarme esta noche llena de mariposas durmientes.