martes, 1 de noviembre de 2011

Vehemencia v/s templanza.

La noche se volvió perturbadoramente solenciosa en la
ciudad, solo irrumpe de pronto una que otra sirena, que
alarma y recuerda que no se está tan solo.

Así comencé revovinando cintas en mi cabeza, encontrando
detalles sórdido que enmudecen ciertos episodios de mi vida.

Ahí es cuando creo que la memoria por momentos debiera
borrarse, sobre todo cuando se está suceptible a el análisis
minucioso. Pero, ¿Que somos sin nuestra historia?.
Sin ella no somos nada.

Recuerdo por ejemplo, el momento preciso en el que
conocí lo que se llama sentir miedo; pánico de
estar tomando la desicion errónea, de no saber que
deparara para ti después de un momento así.

Y cuando me detengo en ese instante, en la escena misma
casi no perteneciente a ella, renuevo la idea de que una
nueva persona surgió en ese momento, ya no era posible
seguir con la misma visión.

En mi se abrieron las puertas de la comprensión y la empatía.

Al día siguiente de todo lo sucedido, la paz reinaba en mi interior,
pero no se trataba de esa sensación de paz que abraza todo, era
una que solo me hacia sentir bien a mi, egoistamente solo a mi.

Desde ese momento que he labrado mi senda, que he excluido
y reprimido muchos de mis sentimientos, en aquel momento me
liberé de una aflicción para sumirme en un sentimiento esclavisante
que llevare conmigo hasta el día que deje de existir.

Y bueno hoy solo puedo decir, adiós vehemencia. Bienvenida templanza.

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