difuminar aquella sombra, que susurra muerte con odio en mis
oídos.
Soñé con arrebatarle a los sueños un pedacito de cielo, floté
noches enteras entre mucho más que nubes, mucho más que
simples promesas. Y no encajé en los cielos, no encajo en esa luz,
soy un ángel que envenena la miel.
Y cuando por las noches subía a lo alto, pensaba en el
¿Que vendrá?, en un verso, una duda. Aquello llega desde más
alto, ahí es cuando no se logra suspirar flores hacia el sol sin razón.
Si no creyera en algo justo, si no creyera en lo que se esconde.
Sinceramente dolería más la caída. Y la respuesta a todas las
dudas, es que en la lucha esta la fé.
A fin de cuentas ¿Que somos?.
Somos lo que creemos ser. Y creemos en lo que podemos ver.
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